Hoy os hablo de Pepita Limón
Hace poco decidí enseñaros un poquito más de mi vida, acercarme a vosotros y abrir mi corazón.
Recibimos muchas muestras de afecto y nos encantó ver vuestro interés por nuestra vida y nuestra familia. Y es que el cotilleo sano es lo mejor que hay, verdad?
Por eso, quiero ir más allá y contaros todo sobre Pepita Limón.
¿Me acompañas?
Muchos ya sabéis que Pepita Limón era un sueño familiar, mío y de mi madre. Un sueño que cobró vida cuando nació Pablo, mi segundo hijo. ¡Fue casi como tener mellizos!
Durante la baja maternal mi cabecita pensaba demasiado y le dimos forma a esta locura que, ahora, parece tener sentido, pero entonces no sabíamos ni por dónde empezar.
¡¡Equipo de investigación, manos a la obra!! ¿Qué necesitamos?
Telas, patrones, modistas, una web, un cuñado que sepa hacer una web, un marido que no alucine con este lío y… muchas ganas.
Lo del cuñado, el marido y las ganas, lo teníamos. Y el resto, pues muchas horas de trabajo y muchos errores por delante que nos han hecho aprender y crecer. A veces, despacito y otras a pasos agigantados.
La primera vez que salí de un taller, llamé a mi madre y me puse a llorar a moco tendido. A llorar de rabia por el desastre que me habían hecho con unos cubrepañales que, en ese momento, eran nuestro producto estrella, por no decir nuestro único producto.
Hicimos unos chupeteros que no cumplían las medidas de seguridad (que nunca vendimos) y una sesión de fotos de locos. La ropa les quedaba grande, los zapatos pequeños, todo mal.
El caso es que esto que os estoy contando, pasó como en septiembre del 2018. Pero la verdad es que, ese mismo noviembre, solo dos meses después, ya teníamos algo con lo que empezar. Habíamos elegido estampados y encontramos una modista que cosía muy bien. La web estaba a punto y el perfil de Instagram listo para enseñaros cositas bonitas.
Abrimos la web, ansiosas por los miles de pedidos que iban a entrar, ¿tendremos suficientes unidades? Pues sí, tuvimos suficientes, jajajaja! Pero gracias amigas y familia por vuestros pedidos de aquellos días, fueron super importantes.
Os confieso que nuestra primera compra de persona desconocida, llegó el 22 de diciembre. Y yo, cerveza en mano que me encontraba, brindé con mi amiga Laura, más contenta que unas castañuelas.
A partir de este momento, todo fue mejorar. Porque si algo me llevo de esta experiencia es lo que estoy aprendiendo de muchas de cosas y personas diferentes. En 2019 seguimos con las colecciones, cada vez más completas, más elaboradas y más maduras. Y para nuestra sorpresa, cada vez gustaban más. Íbamos a interminables markets y gestionábamos las redes sociales como buenamente sabíamos. No es que ahora seamos María Pombo, pero hacemos nuestros pinitos.
Llegó el fatídico 2020,pero lejos de afectarnos, mejoró nuestras ventas y nos hizo más fuertes.
Al año siguiente decidimos que era el momento de ir a por todas e invertimos en publicidad, imagen, confección y un sinfin de cosas que os podría contar. Pero ya si eso, en otro post, que quiero que terminéis de leeros este. Parece que todo funcionó, y a pesar de que necesitamos días con muchas más horas, nos vamos gestionando bastante bien.
Llegamos a la última hoja de este post tan especial y podría seguir hablando de Pepita Limón (es mi tema favorito). Pero os quiero decir una cosa:
Luchad por vuestros sueños.
Que son difíciles, sí. Pero que a veces se cumplen, también.
Pepita Limón siempre estará para ayudaros y… llenaros de felicidad.