Nuestras clientas, las mejores!

En estos cuatro años, si algo hemos aprendido de vosotras,
es que, el universo de clientas, pasadas, presentes y futuras, lo que viene a ser el target de una marca, es muy diverso y nunca dejará de sorprendernos.

A priori voy a decir, que, nuestras clientas, son las más

maravillosas del mundo, mundial. No las hay mejores y nunca las habrá. O sea que no ofenderse si os veis identificadas en algunos de estos perfiles. Que, cuanto menos, y aunque a punto de perder los nervios en alguna ocasión, nos han hecho pasar ratos excepcionales.

Y es que, una de las partes que más me gusta de mi trabajo es hablar con vosotras, que a veces es muy fácil y otras se complica un pelín.

Hay un tipo de clienta a la que llamamos la clienta PRECAVIDA.

Repasa toda la web, hace una preselección de las prendas que más le gustan, comprueba la guía de tallas, mide a sus hijos por delante y por detrás, se lo piensa un poco, lo consulta con la almohada, en el chat de amigas, repasa las medidas mientras duerme y cuando se despierta a las 7 de la mañana, sin pensar y armándose de valor, hace la compra. ¡Normalmente, está nerviosa hasta que le llega y con el producto en sus manos, dice, sí!!! ¡He acertado!

Está el polo opuesto, la clienta DECIDIDA, que mira, compra y estrena cuando le llega.

Me acuerdo el año pasado una situación tal que: He pedido una braguita en verde y me la habéis enviado en azul. Solo la tenemos en azul. Pues la quiero cambiar de talla si es azul. No pasa nada, la cambiamos. Me ha llegado el cambio y sigue siendo azul. Es que no la tenemos el verde, solo en azul. Pues si es azul, la quiero volver a cambiar por la otra talla. Vale, no te preocupes, la volvemos a cambiar. Me ha vuelto a llegar el pedido y la braguita no es del mismo verde que el lazo. Cri, cri, cri…. Ahora me río, pero es verídico.

Tengo que decir y aclarar que tenéis bastante paciencia con nosotras, porque muchas veces nos equivocamos, y siempre son buenas palabras las que recibimos. Aún no sé por qué en paquetes que todo es rojo, metemos el lazo rosa. ¡Un misterio!

Tenemos clientas, que pagan al segundo y otras que tardan un poco más, pero nunca más que nosotras, eso seguro. Debe de ser la única empresa del mundo que las clientas tienen más ganas de pagar que yo de cobrar, y esto con las que tengo confianza lo saben de primera mano, ¡¡jejeje!! Mala cobradora, mal negocio.

Bueno, que me desvío, otra anécdota que os iba a contar que nos pasó con una clienta fue como muy al principio, cuando en un mercadillo de los de antaño una chica, con todo su arte, nos robó un vestido, si como lo leéis, ¡¡un robo!! Pero ahora pienso que en cuatro años solo una ladrona y dos morosas, no está mal, ¿no?

Y de una última cosa os aviso, clientas mías del alma, hasta este momento, cuando he visto a peques vestidos de Pepita Limón por la calle, me ha dado vergüenza deciros nada, pero este verano, si veis una loca gritando desde la acera de en frente, pensad, ¡¡¡debe de ser la de Pepita Limón!!!